Mamoplastia de reducción

Se denomina hipertrofia mamaria al volumen excesivo de los senos. Su aumento puede aparecer como síntoma aislado, sobretodo en pacientes jóvenes (hipertrofia juvenil) o acompañado de la caída del pecho (hipertrofia con ptosis). En general se debe a un desarrollo exagerado de la glándula mamaria o del tejido adiposo y frecuentemente se acompaña de alteración de los tejidos (displasia mamaria) y de incapacidad de lactancia.

Las hipertrofias se clasifican en grados. Las de grado uno se corresponden con aumentos subjetivos. Las de grado dos presentan síntomas físicos como dolor de espalda o alteraciones de la columna vertebral. En las de grado tres los síntomas se exacerban y los senos alcanzan tamaños desproporcionados superiores a los 1000 grs (gigantomastia).

Es importante aclarar la relatividad de estas clasificaciones, pués lo que en algunos países se considera anormal puede ser el ideal de belleza en otros. Como exponente de este fenómeno podemos comprobar que en Europa Occidental un volumen adecuado se encuentra entre los 200-300 cc, en los E.E.U.U. de América asciende a los 400-500 cc y en los países del centro europeo son considerados normales cantidades tan espléndidas como son 500-700 cc.

En conclusión, para definir una hipertrofia mamaria hemos de tener en cuenta las características sociales pero sobre todo, el biotipo de la mujer: el peso, altura, anchura del tórax y estructura ósteo-muscular.

Unos senos demasiado grandes pueden acarrear no solo problemas físicos sino también alteraciones psíquicas en grado variable. La inaceptación de la propia imagen corporal llega, incluso, a la negación de dicha parte del cuerpo, ocasionando transtornos en la esfera de las relaciones, sobretodo en el aspecto psícosexual.

Complicaciones

La mayor de las preocupaciones para las pacientes que se practican esta cirugía radica en la cicatriz que inevitablemente quedará después de la operación. Debe quedar claramente entendido que las cicatrices son inevitables y no son directamente una complicación. Sobre las cicatrices no se puede predecir la calidad de las mismas, a tal punto que pueden ser buenas, regulares o malas; éstas las hace el paciente y no la cirugía ni el cirujano plástico, lo único seguro es que pueden ir ocultándose con el paso de los años; pero jamás desaparecerán. La aparición de las complicaciones guardan una estrecha relación con el tamaño de la mama: mientras más grande sea la mama y mayor el volumen de tejido mamario a retirar mayores serán las posibilidades de aparición de una complicación. Cuando se trata de las complicaciones postoperatorias de esta cirugía pueden ser inmediatas o tardías. Sin duda las primeras pueden ocasionar secuelas más severas y más difíciles de resolver, y constituyen las de mayor gravedad estética y funcional. Las tardías son menos importantes en un sentido funcional, pero pueden generar diferentes grados de alteraciones estéticas y por lo general no son tan difíciles de resolver como las inmediatas.

Las hemorragias son posibles en cualquier operación; pero no son frecuentes en la mamoplastia de reducción. Sin embargo, pueden aparecer durante la operación o en las primeras 48 horas del postoperatorio, y por lo general se debe a la falta de coagulación eléctrica de importantes vasos que irrigan el tejido mamario. Los pacientes deben ser instruídos sobre las limitaciones de los movimientos de los brazos y hombros durante las primeras 72 horas, con el objeto de evitar la formación de hematomas o sangrado por movi-lización de los tejidos mamarios y movimientos exagerados del músculo del pecho. Cuando los hematomas son incompletamente drenados restos de coágulos incluídos en los tejidos pueden generar una reacción fibrosa intensa, dando origen a nódulos y áreas más grandes induradas que no sólo pueden alterar la estética mamaria sino además deben ser tenido en cuenta para descartar la presencia de tumores o nódulos patológicos.

 

El desarrollo de infecciones después de una reducción mamaria es inusual. Al ocurrir se asocian ciertos factores predisponentes como alteraciones inmunológicas o contaminación del campo operatorio. La antibioticoterapia profiláctica no es utilizada en la cirugía mamaria; sin embargo si el paciente presenta fiebre, y la herida o algún sector de la mama se presenta inflamada, enro-jecida y dolorosa, se deben usar los antibióticos apropiados inmediatamente. Los cuadros clínicos pueden asociarse con diversos grados de celulitis alrededor de las heridas quirúrgicas o constituir verdaderos abscesos con necrosis grasa o tisular. Frente a un cuadro de infección asociado a necrosis tisular el tratamiento debe ser la asociación de antibióticos racionalmente usados y el desbridamiento quirúrgico de los tejidos afectados. La incisión es fundamental para eliminar los elementos que mantienen la infección.

 

Las causas de esta alteración son la extracción prematura de los puntos de sutura, la tracción excesiva por quitar demasiada piel o por la insuficiente eliminación del tejido mamario; la infección de la herida por sufrimiento y necrosis de los bordes. La prevención de esta complicación comienza con el planeamiento correcto de la técnica quirúrgica, donde el manejo de los tejidos debe ser delicado y traumático. Cuando se realiza la sutura de las heridas debe hacerse como mínimo un plano de sutura subdérmico, y en algunos sectores debe ser doble, con el objeto de que la sutura de piel solamen-te aproxime los bordes sin tensión. Si la dehiscencia es diagnosticada rápidamente y está libre de infección la reparación quirúrgica debe hacerse en forma inmediata. En el caso de heridas contaminadas o infectadas se debe esperar la curación definitiva, y la corrección de la cicatriz ancha y deprimida debe ser realizada después de los 6 meses de la curación para permitir la relajación de los tejidos y la fibrosis cicatrizal.

Ésta es la complicación más grave y de mayor daño estético y funcional, pero es la menos frecuente. El porcentaje de incidencia varía según las series, pero la mayoría gira alrededor del 1% de los casos. Se considera que cuanto mayor es la cantidad de tejido retirado mayor es la posibilidad de necrosis areola-pezón. La posibilidad de esta complicación debe ser informada al paciente, con el objeto de poner en su conocimiento los riesgo de la operación, y poner en salvaguarda la honestidad moral y científica del cirujano plástico. Si la necrosis es extensa y/o se acompaña de infección, además de los antibióticos y la resección del tejido afectado, se deben iniciar las curaciones diarias para posibilitar la eliminación de la infección y el crecimiento del tejido adecuado que permita la colocación de injertos definitivos o el cierre espontáneo de la piel. En estos casos el proceso de curación puede llevar más de 2 ó 3 meses, siendo importante la contención psicológica de la paciente y de la familia no sólo por el cirujano plástico sino con ayuda de psicólogos.

La necrosis grasa es una complicación grave pero infrecuente, y puede aparecer sola o asociada con hematomas, infección y necrosis de areola y pezón. Es el resultado de un compromiso de los vasos de las áreas internas de la mama que sufren necrosis, desintegración del tejido mamario y graso, que puede infectarse complicando significativamente el cuadro inicial. La paciente siente dolor, induración, inflamación, enro-jecimiento de la piel, fiebre, y uno de los signos más particulares es la salida de “aceite” a través de la herida o por el drenaje colocado en la operación. Cuando las áreas de necrosis son pequeñas se puede mantener a la paciente en observacion, pero si la necrosis grasa es intensa el desbridamiento quirúrgico es necesario y la antibioticoterapia debe ser iniciada. La reconstrucción secundaria mediante el uso de injertos debe ser realizada después de que la infección y la necrosis tisular hayan desaparecido.

Afortunadamente es raro, pero el cirujano debe estar alerta frente a una paciente con antece-dentes familiares de cáncer de mama, mamografía sospechosa con nódulos o microcalcificaciones, aunque el examen físico sea negativo. Si el cáncer es detectado en el momento de la operación y confirmado por una biopsia por congelación, la cuadrantectomía o tumorectomía con la exploración de la axila es la conducta.

La mamoplastia de reducción  está asociada con un alto grado de pacientes satisfechos con los resultados, sin embargo, determinadas complicaciones pueden ocurrir alterando el resultado no sólo estético sino de la función de la mama.

Complicaciones tardías

Aunque las cicatrices son inevitables, como resultado del mecanismo natural que el organismo pone en marcha para cerrar las heridas, algunas son peores que otras, transformándose en hipertróficas, queloideas, deprimidas, ensanchadas, muy pigmentadas, o muy claras. Los sectores más comúnmente afectados con cicatrices engrosadas son los que se ubican en los extremos de la incisión horizontal y a veces alrededor de la areola. Otro sector afectado habitualmente con cicatriz gruesa y roja es la unión de las cicatrices vertical con la horizontal, especialmente cuando se asocia a algún tipo de sufrimiento de la piel a ese nivel: en este caso no necesita tratamiento ya que mejora con el tiempo. La espera de no menos de 1 año permite la mejoría sustancial de las cicatrices. Existen algunos tratamientos alternativos que pueden ayudar a disminuir su grosor y a palidecerlas. La inyección, en la cicatriz, de esteroides es usualmente útil para disminuir el grosor, palidecer, y quitar la picazón y el dolor de la cicatriz. Existen diversos tratamientos para disminuir su apariencia patológica.

Las alteraciones de la forma, el volumen y el tamaño de la mama así como de los pezones constituyen un verdadero desafío a la capacidad del cirujano plástico. La prevención de estas complicaciones comienza con el desarrollo de una táctica ade-cuada realizando una correcta marcación de las líneas operatorias y de la altura y posición del pezón. Es importante la colocación operatoria del paciente: debe ubicar el tórax a 45 grados y los brazos extendidos simétricamente a cada lado del cuerpo, sobre dos tablas, no sólo con el objeto de disminuir la congestión venosa sino además de evaluar la posición pendular de las mamas. Durante la operación el cirujano plástico debe estar pendiente de la cantidad de tejido retirado, las zonas mamarias eliminadas y los sectores remanentes, y la confección del pedículo del complejo areola-pezón. Un método confiable es pesar las cantidades resecadas con el objeto de conocer la simetría del tejido eliminado. Las pacientes insatisfechas presentan problemas de adaptación en las relaciones interpersonales a través de las dificultades en el uso de la ropa, trajes de baño, relaciones sexuales.

A pesar de la gran cantidad de reducciones de mamas realizadas en todo el mundo no existen estudios importantes sobre la alteración de esta función después de la operación. La mayoría de los cirujanos están de acuerdo en que la cirugía no inhibe la función de la lactancia.

Ésta es una de las más graves complicaciones de la cirugía de reducción mamaria ya que altera la normalidad de uno de los órganos más importantes de la relación sexual. Existe una reducción “obligada” inmediata en los primeros 3 a 6 meses de la sensibilidad de casi todas las mamas operadas. Después del primer año del postoperatorio la piel de la mama recobra la sensibilidad, pero el 35% de los pezones quedan con la sensibilidad disminuída. La erectibilidad del pezón generalmente se mantiene intacta. Si bien la alteración de la sensibilidad puede ocurrir, aunque la técnica quirúrgica haya sido correcta, su aparición está relacionada con la lesión de algunos nervios.

Ésta es una complicación relativamente frecuente y puede ser evitada porque depende de una técnica quirúrgica poco controlada y descuidada. En muchos casos estos quistes de piel no se desarrollan, o desaparecen reabsorbiéndose; pero algunos persisten, crecen e incluso pueden infectarse, requiriendo tratamiento quirúrgico.

Los resultados desfavorables en mamoplastia de reducción ocurren como en cualquier cirugía estética, por lo tanto el paciente debe ser informado de todas las posibles complicaciones, y además debe comprender la importancia de cada una de ellas.

El cirujano no puede garantizar ni el resultado ni la aparición de complicaciones. Es muy peligroso que el cirujano plástico niegue o minimice las complicaciones, porque en caso de aparecer pueden generar una grave alteración psicológica en el paciente y ser la causa de una grave demanda legal.

Folleto de mamoplastia de reducción

El Dr. Palencia ha escrito este documento para sus pacientes a fin de que estén lo mejor informadas posible acerca del procedimiento que tienen indicado.

Para acceder y descargar el Folleto de Mamoplastia de Reducción escrito por el Dr. Palencia haz clic en el botón de descarga