Mamoplastia de aumento
El deseo de aumentar el tamaño de los senos por razones estéticas es el principal motivo que lleva a las pacientes a solicitar esta intervención, aunque existen otras razones: amastia, o falta de desarrollo de los senos; atrófia, o involución normalmente relacionada con ptosis o caída de los senos; pérdida de tejido mamario postcirugía, quemaduras, traumatismo.
Los trastornos psíquicos y las alteraciones emocionales que conlleva la falta o alteración de uno o de los dos pechos es otra de las indicaciones para la mamoplastia de aumento. También están indicadas en las deformidades del tórax y en la reimplantación por insatisfacción de implantes anteriores.
No deben ser colocadas o necesitarán precauciones especiales en caso de: historia reciente de abscesos mamarios, dolor mamario difuso importante, mastitis o tumores mamarios, cáncer de mama persistente o recurrente, infección activa en alguna localización corporal, historia de hemorragias, alteraciones del sistema inmune, hipersensibilidad a materiales extraños, alteraciones del tejido por irradiación del tórax, resección radical del músculo pectoral mayor. Es desaconsejable en pacientes con inestabilidad psicológica o reacias a sufrir posibles cirugías de revisión.
Paso a paso
La fórmula 90-60-90 es inaplicable de manera genérica a todas las mujeres, porque cada una cuenta con características diferentes en sus estructuras físicas, lo que lleva al cirujano a buscar una armonía y proporcionalidad en la medidas, partiendo de la similitud que debe existir entre el contorno de las caderas y el busto.
Caídas, flácidas, demasiado pequeñas, deformadas o asimétricas, nadie las quiere así. La apariencia que adquiere una mujer con el busto implantado, además de proporcionar el tronco con la cintura, le ofrece cierta tranquilidad psicológica y constituye una reafirmación palpable de su feminidad.
La demarcación de la zona a operar incluye el área por dónde se introducirá el implante. Existen tres vías para realizar el implante: puede ser por vía axilar; por vía submamaria, debajo de la glándula mamaria; y periareolar, alrededor de la areola. Una vez demarcada, la paciente es pasada a pabellón.
Ya en la sala de operación se hace la asepsia y antisepsia que no es más que el lavado de la paciente. Este proceso se realiza desde el cuello hasta el área de la cintura preferiblemente con la paciente consciente y de pie.
Según lo requiera el caso, se coloca la anestesia, general o peridural. En el caso de implantes mamarios generalmente se coloca la anestesia general
Al iniciar el proceso del implante, se procede a la infiltración de soluciones que van a llevar a vasoconstricción, es decir, que van a disminuir el sangrado y el dolor postoperatorio.
Luego de la infiltración se hace la incisión o corte de la piel en cualquiera de los tres sitios mencionados, con la hoja de bisturí indicada y luego se usa el electrocauterio que limita el sangrado, corta y coagula los tejidos.
Se aborda el sitio donde se colocará el implante, que puede ser prepectoral, es decir delante del músculo pectoral mayor o retropectoral, detrás del músculo pectoral mayor.
Una vez confeccionado el bolsillo donde estará alojado el implante, se ejecutan medidas de hemostasia para coagular cualquier vaso que se encuentre sangrando y así evitar formación de hematomas o hemorragias, colocando además un dren aspirativo.
Se procede a la introducción del implante, donde hay que hacer maniobras firmes, en las que se ejerce presión para lograr tener el implante delante o detrás del músculo según sea el caso.
Cuando el implante esté adentro, se busca la simetría entre ambas glándulas mamaria y ambos implantes. Se procura la misma altura, y que queden ubicados a igual separación entre el surco submamario y el ombligo y la parte superior del tórax, y otras medidas específicas para lograr esa simetría.
Se realiza al cierre del músculo, la glándula, el tejido graso y la piel. Luego se coloca el esparadrapo quirúrgico que son cintas adhesivas para evitar el estiramiento de la piel, que deben ser usado por 45 días.
Cuidados post-operatorios
- Se indica drenaje linfático manual o masajes, ultrasonido y el uso de presoterapia, a través del sostén post-operatorio.
- El drenaje aspirativo, si es dejado, se retirará entre el 3er y 5to día. Es importante la ingesta de antibióticos, analgésicos, anti-inflamatorios y relajantes musculares.
- La recuperación total depende de la evolución clínica, pero esto generalmente ocurre a los 45 días luego de la operación. Sin embargo, en líneas generales la paciente puede reincorporarse a su vida laboral y social al 5to día del post-operatorio.
- Algunos puntos pueden ser retirados al 3er o 5to día y otros de 21 días a un mes.
- El chequeo de la paciente será semestral y luego anual para evaluar la evolución de los implantes
Complicaciones
“Traumático” es el término que puede emplearse para definir los resultados no satisfactorios de un procedimiento de cirugía plástica de aumento mamario.
Pues tras buscar el cambio de la apariencia, se consigue entonces un problema que distorsiona la expectativa ante la cirugía y pone en riesgo la salud de las pacientes. Pero, ¿cómo saber que podríamos estar en las estadísticas? Esto es casi impredecible.
Sin embargo, existen ciertos indicadores que no debemos ignorar tanto en la fase preoperatoria como en la postoperatoria. Toda paciente debe exigir la orientación de su cirujano y debe estar consciente de la preparación y experiencia del médico. Es imprescindible que se establezca su condición de salud previa y los antecedentes.
También es importante la adecuada comunicación entre la paciente y el médico, e incluso considerar las características delcentro médico donde se realizará el procedimiento. En la fase postoperatoria, garantizarán una recuperación exitosa estos indicadores mencionados, sumados a los cuidados a los que debe comprometerse la paciente, tales como el cuidado de la herida, el seguimiento estricto de las indicciones, la asistencia a todas las consultas postoperatorias y a las sesiones de masajes, si estuvieran indicadas.
Se produce por alteraciones de la coagulación, enfermedades hemorrágicas, ingesta de aspirinas o cuando se le practica la operación durante el período menstrual, pero la calidad de la técnica quirúrgica es la principal causa. Consiste en la acumulación de sangre alrededor del implante mamario, y habitualmente aparece de un solo lado, produciendo un agrandamiento exagerado de la mama afectada, que se torna dura y firme. Generalmente se evidencia a horas del postoperatorio o en la primera semana después de la operación, y la paciente refiere mucho dolor, incomodidad, malestar general y fiebre. Su aparición es muy frecuente, sobre todo en casos en los que no se deja drenaje aspirativo, y además preocupante porque deberá reoperarse de inmediato bajo anestesia general, extrayendo la prótesis, evacuando los coágulos y “cerrando” los vasos sangrantes. Esto puede contribuir al desarrollo de una cápsula muy gruesa, infecciones, deformidad, asimetría mamaria y hasta la pérdida del implante.
Es la acumulación de un líquido seroso no infeccioso alrededor del implante, puede ser transparente o amarillento, pero no es ni pus, ni sangre. Aparece en el bolsillo dónde está alojada la prótesis en los primeros días del postoperatorio. La presencia del seroma constituye una reacción del organismo a la presencia de un “cuerpo extraño” como la prótesis y su desaparición ocurre espontáneamente dentro del primer mes del postoperatorio. Su evacuación no es aconsejable, porque la ruptura o pinchazo de la prótesis puede desarrollar una infección secundaria. En casos severos puede llegarse a la extracción y recolocación de la prótesis.
No es una complicación frecuente. La mayoría de los cirujanos plásticos recurren al drenaje de la secreción y a los antibióticos correctos para salvar los implantes. Para otros cirujanos, cuando una prótesis se contamina, por ser un material inerte o “sin vida” que no se defiende, prefieren extraerla para que se dé el proceso de recuperación. Si sucede esto último, se debe esperar como mínimo 6 meses para la recolocación de una nueva prótesis. Los síntomas de infección aparecen en las dos primeras semanas del postoperatorio. Dolor, fiebre y secreción de pus constituyen los síntomas más notables de la complicación y orientan el tratamiento por realizar. Es aconsejable que un infectólogo forme parte del equipo médico que tratará a la paciente. Las infecciones se producen durante o después de la operación, sin embargo, la preparación de la piel con antisépticos yodados ha mostrado efectividad. El uso de antibióticos endovenosos de amplio espectro, usados una hora antes de iniciar la cirugía, es muy eficaz en la prevención de infecciones, ya que se reduce la carga bacteriana al momento de realizar la incisión de los tejidos.
Consiste en el desplazamiento anormal del implante del sitio donde originalmente se ha colocado, y puede ocurrir por acción de la retracción de la cápsula, de los músculos que rodean el implante o la colocación errónea de la prótesis. La mala colocación del implante depende exclusivamente del error de táctica y técnica aplicada por el cirujano; el médico debe realizar una buena táctica de marcación simétrica y confección del bolsillo equidistante de la areola y el pezón. Por otra parte, la prótesis puede desplazarse hacia abajo no sólo por acción de la gravedad, sino además por la flacidez de los tejidos, el embarazo, el aumento de peso y la adquisición de una mala postura. La distorsión de la posición y la altura areola-pezón responde a defectos en la técnica para la colocación de la prótesis o el mal planeamiento táctico. Por ejemplo, cuando las prótesis están ubicadas abajo y son muy mediales, la distorsión lleva los pezones hacia fuera y arriba. La contracción del músculo pectoral produce el ascenso de la prótesis hacia la clavícula, lo cual también es un error técnico. La dislocación de la prótesis, no obstante, es además responsabilidad de la paciente, por lo que ésta debe cumplir con el reposo indicado por el médico, el tiempo que sea necesario, para evitar esta complicación.
Se presenta como una disminución de sensibilidad o hipersensibilidad. La consecuencia más frecuente, grave y que puede llegar a permanente es la pérdida de sensibilidad, que llega a afectar la relación sexual de la paciente. Aunque por lo general esta complicación es pasajera y tarda hasta un año para recuperarse. El exceso de sensibilidad del pezón, a veces dolorosa, se relaciona con el traumatismo nervioso, que se manifiesta en los primeros días del postoperatorio y desaparece dentro de los primeros dos meses que siguen a la operación. La causa más importante está relacionada con la confección del bolsillo, que cuando se hace muy amplio se corre el riesgo de lesionar las fibras nerviosas. La utilización de una técnica cuidadosa contribuye a la eliminación de esta indeseable y compleja complicación. En general se produce la recuperación espontánea entre los tres y 14 meses de postoperatorio. Después de 18 meses, la recuperación es difícil y queda como secuela definitiva.
Si bien los implantes mamarios duran toda la vida, pueden sufrir daños como su desinflado, sobre todo cuando se usan los inflados con solución salina, pero ocurre rara vez, en el caso de gel de silicón, a menos que exista ruptura de los implantes. La incidencia de desinflado de implantes de solución salina está entre el 5% y el 15%, y las de gel de silicón tiene un promedio muy bajo de ruptura que varía entre el 1% y el 6%. Las posibilidades de ruptura y desinflado ocurren en los implantes más antiguos, y si ocurre en el postoperatorio inmediato se trata de una falla del material con que están construidas las prótesis o déficit de técnica quirúrgica. Algunas pacientes pueden quejarse de disminución del tamaño de la mama y asimetrías; otros de dolor espontáneo o al tocarse. Sin embargo, la ruptura del implante no causa enfermedad o trastornos severos de salud general, sólo alteraciones locales que se solucionan al retirarlo o cambiarlo por un nuevo implante.
Se trata de la formación de una membrana fibrosa, poco elástica, fenómeno biológico que se produce siempre alrededor de un implante y ocasiona endurecimiento de la mama, dolor, deformidad y asimetría. Esta complicación aparece en el 40% de las pacientes con implante de gel de silicón. Las prótesis de solución salina se encapsulan menos, mientras que los implantes con superficie texturizada desarrollan menos cápsulas que las de superficie lisa. Cuando las prótesis se colocan detrás del músculo pectoral, las probabilidades de formar cápsulas diminuyen ante los casos en que se colocan por delante del músculo. El tratamiento de una cápsula depende de las características clínicas, de la sintomatología, así como también del deseo del paciente. Cuando es un cuadro leve, el uso de masajes y ultrasonido ha mostrado efectividad. En los casos severos se indica la reoperación para extraer la cápsula parcial o totalmente, el cambio de implantes y el uso de esteroides y antibióticos durante la intervención. Los resultados son más contundentes si el reemplazo del implante es hecho con prótesis de textura rugosa o con membranas de poliuretano. La repetición de esta complicación es mayor cuando se deja la cápsula y sólo se cambia el implante.

Folleto de mamoplastia de aumento
El Dr. Palencia ha escrito este documento para sus pacientes a fin de que estén lo mejor informadas posible acerca del procedimiento que tienen indicado.
Para acceder y descargar el Folleto de Mamoplastia de Aumento escrito por el Dr. Palencia haz clic en el botón de descarga